Día 8: Toledo
Como dije al final de la entrada anterior, habíamos agendado un tour a Toledo[1]. El tour partió adentrándonos en las murallas del casco histórico de la ciudad y caminando por sus estrechos callejones.
Nuestra primera visita fue a la Parroquia de Santo Tomé, donde se encuentra la pintura El entierro del conde de Orgaz[2], que fue encargada a El Greco[3] especialmente para aquella parroquia.
Después, hicimos una rauda visita a la Sinagoga Santa María la Blanca[4]. Originalmente una sinagoga, fue expropiada y convertida en iglesia 211 años después de su construcción, lo que explica su nombre tan católico.
La siguiente parada fue en el Monasterio de San Juan de los Reyes[5], el que pertenece a la orden franciscana. Un detalle que notamos y que la guía no explicó, fue que algunas de las paredes interiores contenían murales que habían sido cubiertos de blanco y luego nuevamente expuestos. Para salir de la duda, Karen preguntó a los funcionarios del mesón de informaciones quienes dijeron que una de las teorías que se manejaba era que se cubrieron las paredes de blanco durante alguna epidemia.
Para finalizar la caminata, cruzamos el Puente de San Martín[6] y volvimos al refugio del bus y su aire acondicionado.
Como última parada del tour, el bus nos llevó a un mirador desde el que se ve todo el sector histórico de la ciudad. Lamentablemente, la guía solo iba comentando sobre lo caro de las casa por las que íbamos pasando o exaltando la importancia de algunos edificios militares, lo que sumado a lo banal de los datos que dio durante todo el tour le hizo ganar un 0/10. Una vez llegando al mirador, me enfrenté al abrasador calor para tomar una panorámica de la ciudad.
Día 9: Zoológico de Viena
Al llegar a nuestro alojamiento en Viena, nos recibió el dueño del departamento que arrendamos, el cual muy amablemente nos dio una rápida explicación de sus instalaciones y de las atracciones cercanas: 11/10.
Una de las razones por las que decidimos pasar por Viena fue su zoológico[7]. El zoológico editó un libro sobre la conservación de los pandas, en el cual se roba la película la panda pintora Yang Yang, y en cuya campaña de crowdfunding participó Karen, saliendo en los agradecimientos del libro.
Al llegar al sector de los pandas, todo el mundo se preguntaba por Yang Yang, pero dada la falta de información en los carteles, yo supongo que ninguno de los pandas que se lograba ver eran la pintora panda.
En el zoológico comimos Lángos[8], una masa frita de origen húngaro, tipo sopaipilla gigante, que se suele servir bañado en salsa de ajo.
Como una de las secciones del metro que tomamos entre nuestro alojamiento y el zoológico estaba en reparaciones, tuvimos que conectar con los buses, pero nos sirvió para tener una vista al pronto atardecer.
Día 10: Cementerio Central de Viena
Otra de las razones por las que decidimos pasar por Viena fue su Cementerio[9], en el cual están enterradas diversas figuras Austríacas, como Lugwig Bolztmann[10], Hedy Lamarr[11] y una infinidad de músicos clásicos.
Al principio empezamos a caminar esperando que las listas de nombres que hay en cada sector del cementerio nos ayudaran a encontrar las tumbas que queríamos visitar. Sin embargo, al poco andar nos dimos cuenta que con lo grande que es el cementerio no íbamos a tener mucha suerte. Así, volvimos a la entrada y encontramos la sala de informaciones del cementerio en donde se pueden buscar tumbas específicas en un computador.
Tras visitar el sector de los músicos, fuimos a visitar la tumba de Bolztmann, quien se dice terminó con su vida por el poco reconocimiento de sus teorías en la comunidad científica.
Otra de las tumbas notables que visitamos fue la de Hedy Lamarr, actriz e inventora que codesarrolló una de las tecnologías inalámbricas precursoras del Bluetooth y el Wifi.
Volviendo al centro de Viena, visitamos el Museo de la Tortura[12]. Construido dentro de un búnker, el museo narra la historia de diferentes métodos de tortura y castigo físico a través del tiempo. Además, complementa su mensaje en contra del uso de la tortura con una exposición de Amnistía Internacional llamada “Torture Today”.
Luego fuimos a Time Travel Vienna[13], el cual es un recorrido interactivo por la historia de Austria, y al cual tuvimos la suerte de llegar al último recorrido del día.
Para terminar el día, seguimos paseando por el centro de la ciudad, incluida la Michaelerplatz, en donde está el ala de San Miguel del Palacio Imperial de Hofburg, cuya fachada está adornada con varias esculturas.
Día 11: Museos en Viena
En nuestro último día en Viena, pasamos por diversos museos, partiendo por los diversos museos alojados en el Palacio Imperial de Hofburg[14]. Partimos por el Weltmuseum (Museo del Mundo, ex Museo de Etnología), nombre elegante para Museo de Cosas Robadas por el Mundo.
Luego, pasamos a la colección de Armas y Armaduras, que depende del Museo de Historia del Arte.
Para terminar nuestra visita, fuimos a la colección de Instrumentos Antiguos.
Nuestro último museo del día, y de Viena, fue el Museo de Beethoven[15] dependiente del Museo de Viena. La instalación recrea la casa que habitó Beethoven en los suburbios de Viena a fin de paliar sus problemas de salud. En ella, se describe la vida y obra del músico.
Después de visitar el Museo de Beethoven, como aún teníamos que hacer tiempo para el tomar el bus en el que dejaríamos Austria, pasamos al Stadtpark de Viena[16].
Días 12 y 13: Dresden
Tras nuestra estadía en Viena, continuamos nuestro viaje en Alemania. Nuestra primera parada fue Dresden, donde pasamos a visitar a Belén y a Po-Ya.
Al llegar, visitamos el memorial a Salvador Allende que está en el barrio donde vivía Belén. Una vez establecidos, aprovechamos de descansar después de varios días de viaje. También conocimos algo del laboratorio donde trabajan Belén y Po-Ya y los acompañamos a tomar té y jugar Overcooked.
Al segundo día, recorrimos un poco del centro histórico de Dresden. Alguna de las atracciones estaban en remodelación, como el mural Fürstenzug, tal como nos pasó en otros países. De todos modos, todavía había mucho por ver. Todavía se conservan signos de los bombardeos de finales de la Segunda Guerra Mundial en varios de los edificios históricos, siendo un gran ejemplo la Frauenkirche (Iglesia de Nuestra Señora), templo luterano del siglo 18 y cuya reconstrucción terminó recién el 2005.
Día 14: Berlín
Nuestra primera parada fue el Memorial del Holocausto[17], el cuál rememora a las víctimas con 2711 bloques de hormigón y un museo subterráneo narrando sus historias. En la tienda del museo, el vendedor nos preguntó si éramos de Chile, siendo el segundo en adivinar (tras el vendedor del Tour a Toledo), lo que fue un cambio a toda la gente que me preguntó si soy italiano.
La siguiente parada fue La Topografía del Terror[18], en donde visitamos la exposición que narra la historia y el ascenso de la SS, la propaganda que usaban los nazis para difundir su régimen y como lograron deshumanizar a los grupos que perseguirían.
Tras un rápido paso por la capital, y tras hacer comprar importantes, como recuerdos y moldes de galletas del Ampelmänchen[19], la distintiva silueta de los semáforos de Alemania Oriental, tomamos el bus a nuestro siguiente destino.
Día 15: Bremen
Nuestra última parada en Alemania fue en Bremen, famosa por el cuento de los Músicos de Bremen. Tras bajarnos del bus, caminamos hasta la Estación de Bremen para guardar nuestras cosas en lockers y pasear sin las maletas.
El sector de la Plaza del Mercado de Bremen mantiene varios edificios históricos, incluyendo algunos que son considerados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. A Karen le recordó al pueblo del Castillo de Hyrule en Ocarina of Time.
Primero pasamos a la Iglesia de Nuestra Señora de Bremen[20], en la que destacan sus vitrales, su órgano y los detalles en madera que la adornan. El otro templo importante del sector es la Catedral de Bremen, pero estaba cerrada.
El calor ese día era abrasador, pero por suerte había una marca de bebidas regalando té helado para promocionarse. Entre buscar donde almorzar y el siguiente lugar para visitar, terminamos almorzando cerca de la Galería de Artes de Bremen, pero no alcanzamos a visitarla. En el camino también encontramos una de las esculturas que se mueven con el viento de Hein Sinken.
Seguimos caminando un rato antes de que anocheciera, para luego volver a la estación.
Luego de retirar las maletas, nos dirigimos al paradero de buses para abandonar Alemania rumbo a nuestro siguiente destino.